martes, 2 de febrero de 2016

Insomnio

mis ojos no se cierran,
ensangrentados, cristalizados...
después mis párpados muertos
caen al fin derrotados
¿duermo?¿o tan sólo creo que duermo?
mas vuelven mis ojos a abrirse,
espantados, al ver algo extraño:
las imágenes se suceden por mi cabeza y me aterran.
Ahora mis párpados se quedan inmóviles,
pegados, clavados;
Doy vueltas, y más vueltas,
me tapo, me destapo,
la cama deshecha,
las sábanas revueltas,
y más vueltas...hasta que me mareo.
Rezo, lloro, desespero, atrapada en esta cueva
de rocas invisibles, ¿no hallaré nunca salida?
¡Imploro al día que acuda en mi auxilio,
que aleje de mí las estrellas traidoras:
que el tiempo se acelere!
Sigo despierta, pero sueño;
sueño que al fin duermo.
Pero sé que estoy despierta.
Comienza a amanecer, el cielo ya clarea,
se cuela la luz salvadora a través del cristal,
para rescatarme de este naufragio una aurora más.
Noche en sombras, en abismos, en negro...
fragmnetada, rota, dividida;
mas surge una pequeña esperanza:
ya queda una noche menos.

Por qué te miro así

Me preguntas, bendito ingenuo, por qué te miro así.Y ahora te cuento mis motivos;
a veces basta uno sólo, pero otras veces varias razones confluyen y se entremezclan.
He aquí mis por qués, o más bien mis para qués: te miro para conocerte, admirar tu belleza y recordarte.

Te miro para tratar de descifrarte, de adivinarte, de conocerte, a través de tus rasgos: una mirada profunda y tierna, melancólica, enigmática…una sonrisa inteligente, irónica, sincera, alegre o triste; tienes alguna arruga a los lados de la boca, será que ríes con frecuencia; si la tienes en la frente, te preocupas demasiado; llevas pendientes, eres atrevido..llevas el pelo largo y revuelto, serás algo descuidado, nada presumido: no malgastas el tiempo en cosas superficiales que no merecen la pena.

Te miro, simplemente, para admirar tu belleza: como se contempla una obra de arte, unas montañas nevadas, o un cielo estrellado…dejando que se me venga toda de golpe y me seduzca, que me envuelva; entregándome sumisamente en sus brazos, siendo suya por unos instantes, adorándola, amándola intensamente por existir, y fervientemente agradecida por traerme la calma de espíritu y el consuelo que nada más puede proporcionarme.

Te miro para recordarte, para grabar en mi mente cada detalle de tu rostro, cada lunar, los hoyuelos…el tono de tu piel y su textura, el grosor de tus labios, el tamaño de tus ojos y su color..para guardarte y después, en la noche solitaria, sacarte y disfrutar de esa sólida y casi tangible imagen que ya ha echado raíces en mi cabeza; vagar plácidamente, sin prisas, por tu recuerdo, y así, sentirte cerca, casi mío hasta la próxima y feliz ocasión en que pueda volver a mirarte.